El correr detrás de los sueños debe tener ciertos controles. A veces por el afán del logro, se pierde la esencia de la vida y sin duda, esta vida hay que vivirla, pero algunos sueños, en vez de bienestar per se, nos pueden dejar frustraciones.
Muchas personas detrás de riqueza pierden la salud, algunos detrás del amor, encuentran la soledad y cosas así por el estilo.
En determinadas oportunidades nos importa solo el fin y de ahí deriva el comentario, sin importar los medios. Aquí es donde la balanza no suele funcionar de la mejor manera, casi siempre la inmediatez del logro en sí, le gana sobradamente a la lógica.
Importante es sopesar lo que queremos y analizar sus pro y contras, todo en la vida, por muy bueno que sea, tiene su parte negativa y esta realidad no podemos obviarla nunca.
Perdemos la perspectiva frente a los alcances que vemos a corto tiempo, nos invade la satisfacción de pequeños momentos y a menudo olvidamos la importancia de hechos relevantes en nuestra vida.
Escuché una conversación de un joven migrante y me inspiró a escribir este artículo.
El chamo de unos 30 años, no más, contaba con tristeza la pérdida de su pareja y el dolor de no poder dormir a diario con su hijo de unos 5 o 6 años. Acotaba que lo dejo cuando apenas cumplía los dos años.
Por supuesto, el tiempo y la distancia rompió la relación, sucede en muchas ocasiones, pero hay quienes sobreviven estos tiempos en ausencia. De todo hay en la vida, sin embargo, al parecer, el hijo nunca perdió el contacto con su padre y el afecto se mantuvo intacto a pesar de la separación forzada.
El joven explicaba en su relato que si le hubiesen dicho que este iba a ser el final, él nunca se fuese ido pero nadie sabe que va a pasar cuando se decide una acción de vida, eso es irse o quedarse, en este caso especifico, que tocamos hoy.
Relata el joven que a donde fue, se ganaba buen dinero, a sabiendas que significaba un esfuerzo grande por trabajar, la paga era buena y por eso lo hacía. Pero luego decía que si hubiese hecho tal y cuál cosa aquí, no le fuese ido tan mal, que quizás no hubiese tenido necesidad de emigrar.
Pero esto lo dice luego del mal sucedido, a todos nos ha pasado alguna vez y a muchos en más de una ocasión.
Aquí él solo supone lo que le sucedería de no haberse ido, evidentemente es solo un supuesto de vida.
Así nos pasa a menudo a casi todas las personas, nos toca decidir. La tarea más difícil de la vida solo la justifican los resultados. Por eso, más allá del éxito o fracaso, necesario es quedarse con la experiencia, si fue buena a mejorarla y sino, nos queda como lección. Nada enseña y fortalece más que el fracaso. De hecho, muchos suelen decir que son materia básica para sustentar el éxito.
Lo vivido nadie lo quita y debemos vivir el presente de la mejor manera, olvidando el pasado y quedándonos con las lecciones aprendidas, lo sucedido no tiene vuelta atrás, de hecho nada podemos hacer si quisiéramos cambiar. Tampoco se debe sacrificar todo o mucho por un mejor futuro,es totalmente incierto que estaremos en determinado momento. Pero lo que si depende de nosotros es el momento actual, por lo tanto, actúa de la mejor manera o sopesa tus movimientos, para tus acciones cotidianas, si lo haces tendrás una actualidad consona con tu forma de actuar y por ende, te sentirás bien contigo mismo. Nada más importante que estar bien con uno mismo, genera paz y seguridad. Nadie, puede afectarte, porque estás seguro de lo que haces. Al hacerlo, esa seguridad se notará, nada convence más que la verdad y cuando se actúa desde el convencimiento, hasta quien crítica, suele emitir opiniones positivas o en su defecto no dice nada.
Pero no nos desviamos del tema, pensando en la crítica. Necesario es mantener el foco en nuestro proyecto de vida, entendiendo a cabalidad que cualquier fracaso, es un paso firme hacia donde quieres ir y son múltiples los intentos de la gente que llamamos exitosa.
Cómo conclusión, lo importante es insistir, no desvanecer y levantarse cuantas veces sea necesario. Todo menos desistir, hacerlo es morir.
¡Ánimo!
Por: Pedro José Álvarez Chirinos.-
COMENTARIOS